Finca Palacio de Nevares

ENTRE VIDES Y MANZANOS

La finca Palacio de Nevares ocupa una extensión de 34 hectáreas donde destacan los viñedos y la pumarada entre bosques de robles y castaños, con 8 hectáreas de viñedos, 4 hectáreas de manzanos y 2 hectáreas de ablanedos.

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Nuestros viñedos están divididos en dos parcelas ubicadas en las caras sur de las laderas más pronunciadas de la finca. En ellas las variedades de «Albarín»,  «Riesling», «Albariño», «Gewürztraminer» y «Mencía»,  se han adaptado al clima asturiano. La proximidad del mar y la riqueza del terreno aportan a nuestros vinos aromas y texturas que los hacen únicos.

dibujo de Nevares

«ALBARÍN», «RIESLING», «ALBARIÑO», «GEWÜRZTRAMINER», Y UVA TINTA EL «MENCÍA»

La uva Albarín aporta una acidez alta, un PH bajo y puede llegar a alcanzar un alto nivel de graduación alcohólica. El sabor amoscatelado y su fresca acidez, le hace interesante para la elaboración de vinos jóvenes afrutados.

Las características de los vinos elaborados con la variedad «Riesling» son su marcada acidez, incluso habiendo sobremaduración de las uvas, unos aromas florales, de manzana verde, melocotón y cítricos; es muy expresiva del «terroir», transmitiendo las características del suelo en que se encuentra plantada, sin perder su propia identidad.

Una variedad muy resistente, aguantando bien las bajas temperaturas e incluso las fuertes heladas asturianas.

 

LA PUMARADA

«Quiéreme Vida» es la esencia de Asturias embotellada. Sidras artesanales y orgánicas elaboradas con cinco tipos de manzanas asturianas que le aportan la dulzura y graduación alcohólica necesarias.

TRADICIÓN MILENARIA

En Asturias existen más de 20 variedades de manzana utilizables para la elaboración de nuestra tradicional sidra natural.

Escanciar es el acto de servir, verter y decantar la sidra en el vaso. Se trata de que el líquido impacte contra el borde del vaso, que se sitúa en posición casi horizontal. De este modo se consigue que el oxígeno del aire se mezcle con el carbónico de la sidra y en consecuencia por unos segundos ésta adquiera características de una bebida con gas, y para que los posos que tiene la sidra natural y que hay en la botella choquen contra el cristal del vaso y se dispersen.